Hace casi treinta y cinco años, recién graduado de Alférez de Navío, primer grado en mi carrera como Oficial de la Armada Venezolana, fui destacado a comenzar mi servicio en la Fragata “Almirante Brión” (F-22), en aquel entonces yo era el auténtico caraqueño, nacido y criado en Caracas, hombre de capital y que escasamente había salido de sus fronteras, a excepción de algunos viajes a la ciudad de Maracay, específicamente el sector “El Limón”, donde disfrute maravillosos días recogiendo peces en su río para mi acuario y jugando como adolescente. Mi primer viaje a Puerto Cabello lo hice un domingo, con el fin de dormir a bordo del barco y amanecer temprano el día lunes en formación, listo para mi primer día de trabajo.
Recuerdo que mi primer jefe, el Teniente de Navío José David Amargos Behar me entrevistó, como es costumbre cuando se presenta un Oficial nuevo y entre sus palabras me dijo “Bienvenido a Puerto Cabello, el que viene se enamora y se casa con una porteña”. Sus palabras me sonaron en ese sentido vacías y discordantes, a mis veintiún años y recién graduado en lo que menos pensaba era casarme y mucho menos recorrer tantos kilómetros lejos de “La Sultana”, mi querida Caracas, para terminar viviendo lejos de ella.
Los años transcurrieron y yo continué trabajando en la Base Naval de Puerto Cabello, de la Fragata, pasé a los Submarinos y mientras cumplía servicio en el “Caribe” S-32, se cumplió la profecía de mi primer jefe, durante un acto aniversario del Comando de la Escuadra conocí al amor de mi vida, mi esposa Jholett, la joven más bella de Puerto Cabello, su visión aquel día se convirtió en un hechizo mágico que sigue vivo a través de los años, allí comenzaron a crecer mis raíces en Puerto Cabello, a través de mi esposa, su familia y amigos, hice un universo de relaciones en las que he llegado a conocer gente maravillosa, destacándose en gran medida el Autor de “Motivos”, el célebre compositor Ítalo Pizzolante, vecino de mi esposa, amigo de la casa y con quien compartí momentos increíbles, como el día de mi boda en que nos dedicó algunas de sus canciones y el día de mi ascenso a Capitán de Corbeta que me invitó a celebrarlo en su casa.
Mi amor por Puerto Cabello fue creciendo con los años, como aquel que se profesa a una madre adoptiva, sigues extrañando a quien te dio la vida y te acompañó durante tu infancia, mientras cada día te unen nuevos lazos al nuevo amor, donde le encuentras significado a la palabra felicidad. Puerto Cabello a simple vista para el forastero es un puerto marítimo, un lugar de esparcimiento para visitantes los fines de semana, playas, islas, zonas coloniales, ríos y haciendas, pocos conocen su larga y rica historia, su influencia histórica en lo político, económico, social y cultural, hay un Puerto Cabello mágico que se esconde en la memoria social y colectiva de sus habitantes, una ciudad ligada intensamente al desarrollo de nuestro país con sus grandes aportes. De esos recuerdos y rescatados de manera magistral surge la obra “Visiones del Viejo Puerto”, del Autor José Alfredo Sabatino Pizzolante, libro que llega a mis manos durante el encuentro que tuve con “Pepe” como cariñosamente lo conocemos sus amigos y allegados, un hombre de letras, miembro de número de la Academia de Historia del Estado Carabobo, prestigioso abogado maritimista y Autor de una extensa bibliografía entre libros de derecho e historia.
José Alfredo Sabatino Pizzolante.
Confieso que a pesar de estar casado durante tantos años con una porteña, haber trabajado en su ciudad por un tiempo considerable y haberme relacionado con muchas personas del puerto, en “Visiones del Viejo Puerto”, conseguí datos muy curiosos y novedosos para mí, como la historia de su acueducto, el ferrocarril, la aduana, la fundación de la ciudad, la plaza del águila, el casco histórico y por supuesto la historia de Henrique Avril, otro forastero como yo que llego a Puerto Cabello, se enamoró de su ciudad y echó raíces en ella, dejándole a nuestras generaciones la mejor memoria gráfica que existe de ella, sus fotos son emblemáticas y nos muestran los cambios que a lo largo del tiempo ha sufrido ese “pedacito de cielo” que transformó en versos el gran ÍtaloPizzolante.
Ha sido una gran experiencia leer este título de José A. Sabatino, más que me lo haya dedicado, es de esos libros que se disfrutan mucho y uno no espera que se terminen, extendí su lectura lo más que pude, avanzando un solo capítulo por noche, sin embargo he llegado a su fin y no puedo más que recomendárselo a ustedes. Puerto Cabello está en la memoria de muchas personas, no solamente en Venezuela, en todo el mundo, ha sido visitado por miles de personas que llegaron a él cómo tripulaciones de barcos mercantes, viajeros, aventureros y migrantes que consiguieron entre sus cálidas aguas, costas paradisíacas y gente amable, un lugar donde encontrar la felicidad. Visiones del Viejo Puerto se encuentra disponible en Amazon en su versión impresa, es la primera de las obras de José A. Sabatino publicada en dicho portal, esperamos muy pronto contar con la versión digital y que sus otros libros estén disponibles para quienes llevamos en el corazón a pesar de la distancia, aquellos recuerdos de nuestras tardes felices en la Plaza Flores, caminando por la calle Lanceros o contemplando las espumas de mar en su malecón.
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Para mi fue una verdadera sorpresa conseguir este libro, pues recibí una notificación de un sitio web llamado Academia de que mi nombre aparecía en un libro de historia de Venezuela publicado en ese portal. Una búsqueda en Google en vez de ubicar ese escrito, consiguió el libro de Sabatino, apellido que conozco a travez del amigo Italo Sabatino. Gracias "Pepe" por tomar en cuenta mi trabajo y a Manuel Guerrero por esta reseña.
ResponderEliminarMe alegro mucho y muchas gracias por tus palabras.
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