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viernes, 26 de abril de 2024

Venezuela es un eterno duelo por separación.

 

Aeropuerto de Maiquetía

Este es uno de esos artículos que te puedes conseguir en la red y quizás te sientas identificado, el tema de la migración a todos nos ha tocado de alguna u otra forma, en mi caso soy hijo de migrantes y ahora, familiar, vecino y amigo de migrantes, no por aquellos que llegan a Venezuela como mis padres y abuelo lo hicieron en la década de los 50´s, si no por los que se van dejando atrás miles de sueños.

Mis cuñados han decidido irse del país, como millones de venezolanos ya lo han hecho. En mi casa tenemos dos semanas recibiendo un sinfín de enseres personales que no les dio tiempo a vender, regalar o no consideraron para botar. La verdad se me arruga el corazón cada vez que me dan una caja o un bolso lleno de cosas, al abrirlo veo la vida de ellos en esos objetos que seguramente guardaron y usaron todos estos años, hoy vi hasta una bolsa de regalo por cumpleaños con la tarjeta dedicada aun pegada.

Irse o migrar, es tratar de acomodar toda tu vida dentro de una sola maleta, es imposible, al menos que te lleves un container de enseres, cosa que casi nadie hace, por lo general las familias se van y se hacen la idea de que comienzan una nueva vida. Mis cuñados tenían mucho tiempo, años sin ver a su único hijo y sus nietos, ahora por fin se encuentran reunidos para reiniciar sus vidas juntos y pasar lo que queda apoyándose. Debe ser muy duro irse sin querer irse, amando a un país que ya no existe, si bien es cierto que Venezuela sigue allí, sus playas, montañas, ríos y demás objetos de la geografía, aquí ya casi no nos quedan familiares, amigos, vecinos, compañeros de estudios ni otras personas que alguna vez formaron parte de nuestra red social, eso es lo que realmente se extraña, más que los lugares, las personas y los momentos compartidos con ellas.

Mis cuñados que ahora migran, han sido un pilar fundamental de apoyo bajo cualquier circunstancia, en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, como dicen los sacerdotes cuando nos casan, a mi me casaron con una hermosa familia que ahora se encuentra repartida por el planeta: España, Chile, USA, Alemania y Perú. Siento un vacío y la nostalgia me invade, se que whatsapp sigue funcionando y que existen las llamadas, mensajes y videos, pero nada de eso sustituye un abrazo y la compañía en los momentos difíciles.

Hoy viendo las cosas que dejan en mi casa los cuñados, me viene a la mente lo efímera que es la vida, nunca sabemos cuando será la última vez en vernos, en compartir una charla, en darnos un abrazo y reír juntos, aunque sea de nuestros propios problemas. A mis cuñados y a todos los que me lean y hayan migrado, les deseo el mejor de los éxitos, que todos sus sueños se cumplan y consigan la felicidad que persiguen en su viaje, finalmente nuestro hogar no está donde nacemos, se encuentra donde echamos raíces y conseguimos un lugar que nos de paz, seguridad, estabilidad y felicidad.

Ruego a Dios todos los días porque Venezuela salga del laberinto donde se encuentra desde hace muchos años, un laberinto inducido por políticos autodestructores (todos), que han hecho de la crisis, miles de oportunidades para lucrarse con las desgracias ajenas.

Gracias por visitar y leer mi blog, espero que el presente artículo haya sido de tu agrado y de ser así que lo compartas entre tus allegados. 

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Asesorias


domingo, 31 de julio de 2022

El gran sueño americano para los venezolanos.

El sueño Americano

 

Para cualquier venezolano en la actualidad es difícil dejar de pensar en la migración, sea porque tiene familiares o amigos que lo hicieron o que le llegan ráfagas de pensamientos con la idea de salir del país. Como estudioso de la historia y costumbres del pueblo que me vio nacer, yo diría que cada venezolano nace con esa información migratoria incrustada en alguna parte de su ADN, lo cual no es extraño, ya que TODOS somos extranjeros en nuestra propia tierra. Venezuela no creció con su población autóctona, lo hizo tras intensas oleadas de migrantes que la fueron poblando desde tiempos de la conquista y colonización Americana. De tal manera, si las tendencias de comportamiento y personalidad se heredan, como lo dejó plasmado Francisco Herrera Duque en su obra y tesis doctoral “Viajeros de Indias”, la migración es algo que llevamos intrínseco quienes habitamos esta Tierra de Gracia.

En otras épocas quienes migraron lo hicieron buscando una mejor calidad de vida, aprovechando el desarrollo económico y social de sus países de destino o quizás las oportunidades de obtener reconocimiento. De esta forma migraron hasta los más ilustres venezolanos, políticos, empresarios y científicos, todos buscando un país donde vivir con tranquilidad, seguridad ciudadana, leyes justas, jueces imparciales, policías honestos y ciudadanos bien educados.

La nobleza europea

 

En tiempos de la colonia y hasta finales del siglo XIX, el sueño migratorio estaba en Europa, donde aun muchos soñaban con vivir la experiencia de la gente noble, con una casa estilo palacio, sirvientes, carruajes elegantes tirados por caballos finos y ¿por qué no?, un título nobiliario así sea comprado. Muy pronto quienes huyeron de Venezuela con el fruto de su trabajo y negocios sin importar o ahondar en los orígenes bien o mal habidos, se dieron cuenta que el dinero no puede comprar la clase social, ese estigma del apellido y sus orígenes se mantiene vivo en los más altos círculos europeos, como mejor ejemplo de ello vemos el caso del romance entre Lady Diana y Dodi Al-Falled, a quien jamás aceptaron en los círculos reales por más dinero que tenía.

Lady Diana y Dodi

 

Muy pronto el venezolano con dinero se dio cuenta que Europa no era el mejor destino, existiendo una tierra llena de oportunidades y supuestas igualdades tan cerca como el propio continente: América del norte. La migración Americana podemos decir que se acentuó con el famoso boom petrolero a mediados del siglo XX, Venezuela exportaba millones de barriles a los Estados Unidos y de allá regresaban convertidos en electrodomésticos, muebles, ropa, vehículos y hasta películas. La gran invasión anglosajona llego de manera silente, inyectando en nuestras venas las ansias de vivir como el Mayor Nelson de mi bella genio, el esposo de hechizada o cualquier familia salida de las pantallas en series o películas. Dicho sea de paso, allí todo se ve hermoso, no hay ladrones impunes, matones de barrio, rufianes en las escuelas, huecos en las calles, inflación, deudas impagables ni mucho menos calamidades naturales. Aquellas películas que nos muestran un tornado, una pandilla de barrio, asaltantes bancarios o gente viviendo en las calles las imaginamos como de “ficción”, como cosas aisladas y muy efímeras en una tierra donde se vive como en el Edén.

¿Qué pasa en la actualidad con los venezolanos que migran, por qué hay quienes se regresan?

Esto ya es un tema profundo y cada quien lo hace por diferentes razones, siendo la principal no haber conseguido la tan esperada estabilidad económica, lo cual no es extraño y sobre estas líneas les comento que días atrás uno de mis mejores amigos me dijo: llevo dieciocho años viviendo en Florida y en este momento es que te puedo decir que he comenzado a sentirme algo estable. Palabras fuertes, más aun cuando tiene empresa propia, prospera y reconocida, estabilidad que le llega no por un “golpe de suerte”, le llega por sus títulos universitarios en economía, dominio del idioma desde niño y muchos años de experiencia en el mercado de capitales.

¿Qué pasa con otros?

Al principio todo se ve fácil y bello, luego de superar el hito inicial de tener un papel para poder trabajar, parece tarea sencilla todo, muchos comienzan por alquilar apartamento, lo hacen buscando uno de similar estatus a lo que dejaron atrás en Venezuela, donde quizás vivían en zonas de clase media alta, por lo general alquilan en condominios con piscina, áreas comunes llenas de facilidades, y terminan pagando una renta mensual elevada. Compran un buen carro a crédito, muebles a crédito, electrodomésticos a crédito y todo lo van sumando a deudas que aparentan ser fáciles de pagar. Hasta la tarjeta de crédito resulta ser una trampa, algo de lo que ya perdimos costumbre en Venezuela desde que dejaron de funcionar, con su crédito rotativo que jamás termina de pagarse y parece seguir creciendo.

Planes de crédito

 

Resulta que el sistema Americano allá en el norte, parece estar diseñado para vivir endeudado y trabajar toda la vida, al menos hasta que el cuerpo aguante y se tenga fuerzas para ello. No se trabaja por gusto ni por placer, se trabaja por necesidad, para no ser desalojados de la casa, perder el auto o dejar de comer. Se trabaja de sol a sol, de día y de noche, venezolanos que vivían como príncipes ahora trabajan de madrugada armando cajas de pedidos en Amazon, algunos duermen solo tres o cuatro horas diarias, eso sí, siempre hay tiempo para una foto tipo selfie en Starbuks o en algún parque para exhibirla en las redes sociales y darle impresión de bienestar a quienes siguen en Venezuela pensando irse.

Venezuela no se arregló, al menos no a la presente fecha, 31 de julio del 2022, su economía sigue detenida, no hay fuentes de empleo, las que hay no dan un salario que permita vivir y sobrevivir, la inflación continúa, sigue existiendo la inseguridad en todos sus ámbitos y no se ve la luz al final del túnel. Para sobrevivir en Venezuela si no estás “enchufado” y “repartiendo”, si eres una persona “normal”, debes tener varias fuentes de ingresos, un mes de mercado, de comida para un hogar de cuatro personas esta cerca de los ochocientos dólares.

Los casinos: imagen de una economía ficticia

 

¿Me voy, me quedo o me regreso?

Grandes interrogantes, emigrar significa comenzar de cero, vivir trabajando hasta la muerte y olvidarse de los días feriados, nada de vacaciones, puentes, días libres ni cervezas con los panas todos los viernes. Aquí en Venezuela con dos trabajos y dos o tres negocios informales, puedes vivir aceptablemente, fines de semana libres, viajes a la playa, cine, cervezas con los panas los viernes y hasta vacaciones en Margarita si sabes planificarte, el asunto es no quedarse dormido, el gran negocio de hoy, puede ser un fracaso mañana, la economía es inestable y cambiante.

Ya para finalizar deseo expresar que este artículo no pretende ser una crítica hacia los que migraron (soy hijo de migrantes), como dijo el propio Simón Rodríguez, maestro del Libertador “nadie nace como los árboles que debe vivir y morir en el mismo sitio”. El artículo no logrará nunca abarcar todas las individualidades que llevan a migrar o a quedarse en el país, solo deseo dejar una reflexión: si tienes techo propio, carro propio, comida en la nevera, no tienes deudas que te agobien y tienes los fines de semana libres… antes de inventar, piénsalo bien, migrar no es un asunto de moda, se arriesga mucho, quizás demasiado, intenta mejorar tus ingresos antes de aventurarte a lo desconocido.

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domingo, 22 de octubre de 2017

EL PISO DE MAIQUETIA (INMIGRANTES Y MIGRANTES)

 
Hace más de 60 años llegó a esta tierra de gracia mi familia, se vinieron de España, allá se vivía una gran recesión, la guerra había dejado unas secuelas muy profundas en todos los ámbitos, la economía, los servicios, la sociedad, las familias, la verdad crecí escuchando cuentos y anécdotas muy fuertes de lo que vivieron en esa época tan dura, finalmente, decidieron migrar de su patria, salir a buscar nuevas oportunidades y aquí en Venezuela se les ofrecía muchas cosas.
Los comienzos fueron muy duros, pasaron a ser extranjeros, "musius" como algunos les decían, tuvieron que trabajar muy duro, de Lunes a lunes, feriados, de día y de noche, pero esta tierra de gracia al final les dió sus frutos, Venezuela es un país maravilloso donde siempre existió la movilidad social, me explico, una persona puede nacer en un hogar humilde, de pocos recursos, ser hijo de obreros, pero con estudios y esfuerzo ese hijo del obrero puede ser médico, ingeniero, dueño de una empresa y hasta presidente. La siguiente generación de inmigrantes españoles, portugueses e italianos, vio cumplirse su sueño, el de superar el nivel educativo y laboral de sus padres.

Cada nación pasa sus épocas buenas y malas, es difícil conseguir un destino donde nunca haya guerras, crisis económicas, sequías, inundaciones, terremotos y alguna calamidad que desafortunadamente afecte a su sociedad. Venezuela no ha escapado de eso, ya sea por presiones internacionales que desean apropiarse de sus recursos, por mala administración, por corrupción, por alguna de tantas razones que tu que me lees puedes tener, aquí en estos momentos vivimos momentos difíciles.
Hablando de migrantes e inmigrantes, muchos quizás un gran número de descendientes europeos, se han ido de regreso a las tierras de sus padres, con ellos sus primos, esposos, esposas, hijos, hermanos y hasta algunos amigos de ellos, lo cierto es que tenemos ahora el fenómeno contrario, algo jamás vivido en nuestro país, una migración o éxodo de venezolanos hacia diferentes destinos, USA, Europa, Asia, Australia, Canadá y otros países latinoamericanos.

El migrante venezolano sale en estos momentos por casi las mismas razones que llevaron a mis padres a venirse de España, por cierto, yo me he quedado sólo, sobrinos, primos y demás muchachos de esa generación que me sigue ya se han ido, hasta mi hermana, vaya locura, pero ¿locos ellos o loco yo?, quien sabe. Da mucho dolor, estamos en un país que se queda sin juventud, sin médicos, sin ingenieros, sin maestros, sin técnicos, incluso, sin mano de obra, hay muchachos que se van sin saber hacer nada, pero buscando paz y oportunidades.

De las tensiones políticas, la polaridad, las guerras intestinas por el poder, la corrupción y la falta de amor por la patria, sólo nos esta quedando un país sin generación de relevo, casas solas, apartamentos vacíos, urbanizaciones oscuras en las noches, sólo eso nos esta quedando, familias divididas, en mi caso regada por el mundo en diferentes países, muchachos que estaban llenos de sueños, trabajando en cosas increíbles para ellos años atrás, un abogado de vigilante de edificio, una maestra de cajera de tienda, una ingeniera de vendedora de perfumes.

Llegar a otro país no es fácil, no hay amigos, no hay familiares, el título académico muchas veces no vale nada allá, te llaman extranjero, así como consigues gente que te tiende una mano y ayuda, hay muchos que se aprovechan, te explotan trabajando, se burlan y te sacan en cara que llegasteis a molestarles en su país, lástima, aquí en Venezuela siempre los recibimos con los brazos abiertos.

El piso de maiquetia, es testigo diario de lágrimas y despedidas, separaciones, adiós sin saber hasta cuando, da mucho dolor ver como nos quedamos sin jóvenes, sin generación de relevo, ellos como los llaman en el norte "los dreamers", buscan un espacio geográfico donde haya paz, tranquilidad, trabajo y sobretodo justicia, no sirve de nada tener un título académico si los puestos de trabajo se los dan al compadre, al primo, a la barragana, al socio o a quien lo compra, nuestros jóvenes viajan buscando un trató mejor y más oportunidades.
Quizás alguien quien me lea a estas alturas estará juzgándose, pero piense usted que la vida es muy corta, hay gente que vive 20 años, otros viven 50 y quizás algunos lleguen a los 80 años, eso no se sabe, sólo Dios sabe en que momento nos llama, así que si nos quedan 5 años de vida, ¿porque vivirlos con miedo, hambre y rabia?, después de todo ¡los que más han robado dinero son los que viven en el exterior!.
Le deseo el mayor de los éxitos a esos jóvenes que se van, Dios los guíe y logren sus metas, aquí los hecharemos de menos siempre.


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