Migrantes españoles llegando a Venezuela años 50´s |
No puedo
escribir estas líneas sin recordar que soy hijo de migrantes españoles, mis
padres, al igual que mis tíos y hasta mi abuelo, llegaron a Venezuela en la década
de los años 50´s producto de la gran recesión y crisis que produjeron la Guerra Civil
Española y la dictadura de Francisco Franco.
Muchas veces mientras disfrutábamos de una comida o en reuniones con otros paisanos,
se trataba el tema y yo escuchaba las razones que los llevaron a migrar.
Esto me recuerda un poema de Jhon Donne que Ernest Hemingway puso al comienzo de su Best Seller titulado "Por quién doblan las campanas":
¿Quién no echa
una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita
sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no
presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede
desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre
es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es
una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se
lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
como si fuera
un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me
encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca
preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
¿Qué
razones impulsan a migrar?
En primer lugar,
la falta de seguridad, esto en su contexto más amplio, aquí podemos hablar de
seguridad jurídica (pérdida del estado de derecho, garantías civiles, justicia,
etc), seguridad alimentaria (acceso a los alimentos), seguridad social
(sanitaria, acceso al sistema de salud, medicinas, médicos), seguridad personal
(delincuencia, amenazas), seguridad laboral (acceso libre al empleo, sueldos,
pensiones) y muchos otros aspectos que conforman la seguridad integral de toda
persona.
Luego tenemos
la carencia de oportunidades, esto con respecto a la garantía de fuentes de
trabajo, oportunidades de emprender un negocio y finalmente escalabilidad
social, poder surgir, salir de la pobreza o simplemente mejorar sus condiciones
de vida.
Problemas
religiosos, puesto que existen países que se encuentran dominados o
secuestrados por mentes estrechas que hacen de la religión un instrumento de
dominación de las masas, más que representar algo que los llene de fe y
esperanzas, los condena a vivir en un infierno lleno de castigos que en algunos
casos conllevan a la muerte.
El vivir en un
país cuyos servicios públicos son deficientes o casi inexistentes, con un
sistema de salud deteriorado y un sistema educativo precario, también impulsa a
miles de personas en su idea de buscar una mejor opción de vida, ya sea para
ellos o pensando en sus hijos, nietos o futuras generaciones. En este punto
habrá quien me diga que las oportunidades se las hace uno, pues si, puede ser,
sin embrago no es lo mismo tratar de emprender en Uganda que hacerlo en Suiza,
todo depende de cuantos sacrificios estas dispuesto a realizar y con qué nivel
de seguridad esperas alcanzar una mejor calidad de vida.
Con todo esto
que he relatado hasta el momento, deseo dejar bien explicado que un migrante no
sale de su país de origen, país de nacimiento, por simple gusto o aventura.
Para conocer el mundo por simple gusto o aventura se viaja, se hace turismo,
nadie deja atrás su hogar, familiares, amigos, vecinos, toda su red social y
los lugares donde tuvo los mejores recuerdos de su vida por gusto.
¿Por qué
existen países que son más atractivos para los migrantes?
La pregunta es
tan simple que raya en lo absurdo, la razón es que se encuentran en un nivel
superior de desarrollo en todos los sentidos, tecnología, educación, política,
salud, empleo, seguridad jurídica, etc. No se trata de que sean bonitos,
agradables o perfectos, simplemente ofrecen todo lo que el migrante aspira
conseguir y no tiene en su país de origen. Ojo, ninguna nación alcanzó tal
nivel de desarrollo sin cuotas de sacrificios, llámense guerras, revoluciones,
luchas sociales e incluso hasta haber luchado contra la naturaleza.
En este
punto viene lo más sensible:
Lo más lógico
es que los migrantes se adapten a las nuevas reglas y condiciones sociales que
les ofrece el país donde llegan. Claro, si dejaste atrás una nación llena de
delincuentes, migraste por la inseguridad, buscando paz y un mejor ambiente
para tus hijos, no puedes llegar robando, usando violencia contra los demás ni permitiéndola.
Si la religión en tu país de origen era asfixiante, no dejaban estudiar a tus
hijas, tu mujer era una esclava sin derecho a nada y temías morir por ser
acusado de pecador, no te lleves eso a otro destino, vive tu dogma, vive tu fe,
pero no trates de imponerla donde llegues, no dañes lo que fue tu sueño de un
mejor futuro, adáptate a las nuevas condiciones y evoluciona. No tires basura
en la calle, recuerda la mala impresión que te daban las calles de tu ciudad
natal llenas de basura, respeta las normas y no pretendas que ese país debe
adaptarse a ti, eres tú quien debe adaptarse.
Tanto la Unión
Europea como los Estados Unidos de Norteamérica ya se encuentran sufriendo las
consecuencias de olas migratorias dañinas, personas que han llegado a sus
territorios para crear el caos y tratar de imponer incluso por la fuerza sus
costumbres fracasadas, aquellas mismas que los llevaron a migrar.
Desafortunadamente por unos pocos, pagan la mayoría y a nivel político algunas
naciones ya comienzan a colocar controles fuertes para evitar que estas cosas
sucedan, afectando en ocasiones a personas que merecen una segunda oportunidad
en sus vidas.
Como dijo un
profesor de postgrado que tuve hace años, “donde anduvieres, hacer lo que
vieres”. El sentido es llegar acatando las normas, costumbres y respetando la
cultura del país que te recibe con sus brazos abiertos. Hay quienes llaman a
los migrantes “enriquecedores culturales”, pues si traen literatura,
gastronomía, arte, ciencia, medicina y tecnología, pues si, se pueden llamar
así. Es bonito ir a cenar al restaurante de comida china, al día siguiente
hacerlo en la pizzería, tomar un dulce en la pastelería francesa y luego
asistir a una obra de teatro argentino. Sean bienvenidas siempre las personas
de buena voluntad y por favor, trátalos bien cuando veas que se lo merecen, a
ellos les cuesta diez veces más vivir que a ti.
Dios bendiga a todos los migrantes y que sus sueños se vean cumplidos, cada uno de ellos se lleva un pedazo, una parte de su país, cada familiar o amigo mío que migró se llevó una parte mía, la PATRIA no es una simple entelequia o concepto, no es un pedazo de tierra, montaña o río, la patria somos nosotros, ya que en nosotros es que viven sus recuerdos, usos, costumbres y cultura.
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