¿Dónde está Caracas?, aquella que llamaron la sucursal del cielo.

Escribiendo estas líneas es domingo, un día que acostumbro pasar en la tranquilidad del hogar, mis hijas duermen hasta tarde, yo como de costumbre me levanto temprano para ver la primera luz del día, saborear un café negro recién colado y meditar sobre muchas cosas, hoy mi mente esta colmada de recuerdos sobre aquella ciudad que me vio nacer, Caracas, la otrora llamada sucursal del cielo, la de los techos rojos en otras épocas, fuente de inspiración de artistas, pintores, escritores, compositores y de todo aquel que ha tenido la dicha de conocerla en su esplendor, una ciudad que no deja de sorprendernos con regalos mágicos como las guacamayas que surcan sus cielos dibujando los colores de nuestra bandera.

 

Caracas la de antes, a pesar de haber sido colonizada y fundada por bárbaros tanto o más salvajes que sus primeros pobladores, a lo largo de los años, tal como lo hacen los mejores rones, supo alcanzar el esplendor de una metrópolis a la altura de cualquiera en el mundo. Parques paradisíacos, faroles elegantes, calles empedradas, viviendas coloniales imponentes y sus damas recorriendo las calles ataviadas con lo mejor de las telas en el mundo.

 

Una ciudad pujante, donde ferrocarriles y tranvías recorrieron sus paisajes, siempre a la moda con los últimos libros de afamados escritores, imponentes teatros exhibiendo los clásicos del género artístico, rodeada por el mágico y enigmático Avila, inspiración de pintores, fotógrafos y poetas.

 

Amo a Caracas, la ciudad donde vi las primeras luces, aquella ciudad donde pasaban las carrozas en los carnavales y te lanzaban caramelos, la de las retretas en la plaza Bolívar, los cines de función continua en semana santa, la de finas costumbres, con su clima perfecto, a más de veinte años viviendo fuera de ella, no puedo evitar la nostalgia que me producen sus recuerdos, si bien la he visitado, esa no es mi Caracas, sucia, con paredes llenas de grafitis, hundida en el pesimismo, Caracas era una fiesta continua, sea por la temporada de beisbol, los carnavales, las actividades de la semana santa, las obras de teatro o salir de noche a recorrerla con los amigos, ¿dónde está Caracas?, aquella que tanto añoro, algún día volverás, como el ave fénix saldrás de tus cenizas y volverás a enamorarnos a todos. Estas líneas no las escribo para castigarme, mucho menos para torturar a nadie con mi relato, sólo trato de que no nos acostumbremos a lo que vemos.

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