domingo, 30 de abril de 2023

En Venezuela el bloqueo existe y nos afecta a todos.


Por estos días en Venezuela, mi país de nacimiento y residencia actual, hay un debate intenso sobre el impacto de las sanciones internacionales sobre la población, en este punto hay dos vertientes, los que defienden el punto de vista de que solo afectan al gobierno y una mayoría que defiende el punto de vista en que las sanciones nos afectan a todos.

 

Dentro de mi “constructo” o conocimiento adquirido, les debo decir que desde mi punto de vista las sanciones solo afectan al pueblo, al venezolano común, el trabajador, siendo este gran sector del país quien en verdad paga por tal penitencia. Los gobernantes siguen viviendo en su mismo nivel social, los grandes empresarios afectos y no afectos al gobierno también.

 

¿Por qué solo se ve afectado el sector más vulnerable del país?

 

Es simple decirlo, para esto debemos recordar que todo comenzó por allá en el año 2007 cuando se comenzó a aplicar multas y sanciones a los barcos que tocaban puertos venezolanos, esto salió mediante comunicado oficial del servicio de guardacostas de USA. Las multas originaron que no podían tocar puertos en USA barcos que en los anteriores tres meses hubiesen visitado Venezuela, además de pagar una considerable multa, originando que ningún armador, dueño de barcos, aseguradora o empresa de fletes se arriesgara a prestar su servicio de carga, esto en un país donde casi todo se importa es una calamidad. Luego las sanciones se fueron endureciendo hasta el punto de quitarles la licencia a los capitanes de barcos.

 

Las sanciones llevaron tanto al gobierno como a los empresarios particulares a buscar las formas de continuar supliendo el país con las mercancías que no producimos, incluyendo varios derivados de hidrocarburos, de allí la gran escasez que vivimos y las terribles colas para surtir gasolina. La solución ha sido la triangulación, sacar la carga de su país de origen, llevarla a otros, incluso en algunos casos nacionalizarla o hacer aduana y posteriormente traerla, con un incremento del doble o triple de su costo original. Pocos son los buques que se aventuran a venir, generalmente son de países también sancionados o aquellos que por su obsolescencia, estado y carencia en el cumplimiento de las normativas internacionales, no consiguen fletes en otros países.

 

¿Quién paga el costo de las sanciones?

 

Por lo mismo que vengo explicando, es el pueblo, el ciudadano común, que termina adquiriendo productos de segunda, o tercera categoría a costos mucho más elevados. Lo sufre la persona que debe hacer tres o cuatro horas de cola para surtir gasolina en su vehículo, el que no consigue las medicinas o solo puede consumir medicamentos “made in india”, lo sufre un parque automotor envejecido donde a diario vemos carros incendiándose en las calles por su paupérrimo estado de mantenimiento y algo que llaman gasolina pero que no deja de ser nafta. Vivimos en un país donde vender un barril de petróleo producido en nuestro suelo es como tratar de vender un producto ilegal, lo quieren comprar a precios de regalo y de paso hay que transportarlo a su destino con la ansiedad del que hace las cosas a escondidas.

 

La visión corta y escaso razonamiento de algunas personas los lleva a decir que si hay ferraris, restaurantes de lujo, tiendas de marca y dólares en las calles no estamos bloqueados. Nada más corto de análisis y equivocado, no se puede generalizar a los veinte millones que quedan por unos doscientos o cuatrocientos que cuentan con poder adquisitivo para traerse una camioneta de los Emiratos Arabes. Seamos sensatos y antes de emitir opiniones o escribir artículos para medios de prensa o redes sociales, primero investiguemos.

 

En mi caso alguien me pregunto en Twitter, ¿a ti en que te afecta?, pues mucho, desde todo lo anterior aquí expuesto, hasta ver que algunos portales de literatura no aceptan pagarme mis regalías por ventas de libros por vivir en Venezuela, ni siquiera me dan la opción de colocar mi país como lugar de residencia si deseo tener un perfil activo con ellos, tal como lo hace Google Books y por tal motivo tome la decisión de sacar mis libros de su tienda Google Play. Un escritor mexicano puede cobrar en su moneda local, también colombiano, peruano, argentino o de otras nacionalidades, pero los venezolanos no podemos. Las sanciones nos afectan A TODOS.

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Nuevos canales de distribución

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